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Misceláneas interesantes para el internauta de hoy ¿?

El curador de citas

Muchas de las cosas que escribe esta mujer en el siguiente texto me parecen ciertas y está gracioso redactado…les invito a leerla:

El curador de citas

Escrito por Carolina Aguirre. Sección: Comedia romántica

La conversación de las primeras citas se parece a los avisos inmobiliarios: hay que destacar los mejores atributos de forma amena, divertida e interesante pero sin exagerar.
Lejos de lo que la gente normal cree, somos muchos los que arruinamos la primera cita sin saber lo que estamos haciendo. Incluso cuando tratamos de hacer buena letra dejamos pasar pequeños detalles. Taras y problemas que en el fondo tiene todo el mundo, pero que expuestas así nomás, de sopetón y en el primer encuentro, llevan a creer que si ese es el comienzo, lo que viene será peor.
Por todo esto, nosotros, lo retrasados emocionales necesitamos la inmediata aparición de una nueva figura comercial, Un profesional que ayude a elegir qué cosas sí y qué cosas no, que cosas mucho y qué cosas poco. Alguien que organice la distribución de sinceridad en la primera etapa de una relación potencial. Alguien como el curador de citas.
El curador de citas sería un entrenador y asesor de la vida social y amorosa de una mujer. Juntos pulirían y reorganizarían el pasado de la clienta. Recomendaría, por ejemplo, contar que terminamos la carrera a los veintidós años, siempre y cuando omitamos que lo hicimos a base de reclusión, anfetaminas y un lustro de castidad victoriana. Lo mismo con la última separación. Siempre diremos lo mismo: que fue de común acuerdo, que éramos como hermanos, que todavía somos amigos. Y algo parecido similar con los despidos: que era una etapa cerrada y renunciamos en busca de nuevos desafíos. Jamás mencionaremos cartas documento, infidelidades, detectives privados, platos rotos ni juicios por acoso sexual.
Pero vayamos a un caso concreto que refleje cabalmente el duro trabajo del curador.

María Jorgelina se presenta como una mujer de tiene treinta y dos años, que vive sola en un departamento de un ambiente en Villa Crespo, a una cuadra de la Avenida Córdoba. Es contadora y su trabajo monocorde la deprime hasta la demencia. No ve la hora de renunciar y ponerle un fichero en la cabeza a su jefe. Tuvo dos relaciones estables pero muy conflictivas que duraron algunos meses y terminaron muy mal. Su último novio todavía la llama y corta todas las noches. Nunca convivió con sus parejas porque no cree ser capaz de ceder su territorio ni siquiera por amor. Prefiere vivir en la calle antes de compartir el ropero. Tiene un gato, Mr. Darcy, con quien duerme en la cama y bromea con que es su novio. No ve a su madre desde que era chica, su mejor amiga le dejó de hablar desde que le quiso robar el novio, y hace cuatro años que va periódicamente al psiquiatra para que le revise la medicación.

Pero luego del curador de citas, María Jorgelina ya no será María Jorgelina. Sino una versión mejorada de ella misma. Se presentará como Majo y tendrá la misma edad, pero vivirá en un loft en Palermo Queens. Será contadora, tendrá la dicha de vivir de lo que estudió, pero ya no querrá huir, sino buscar nuevos desafíos, trabajar con distintas personas, crecer en otras áreas. Habrá tenido dos relaciones estables más que problemáticas, apasionadas, con las que no convivió porque sintió que la mayoría de las parejas fracasaban por apurarse y por resignar sus espacios. Su último novio todavía la llamará para ver como le está yendo. Tendrá un gato llamado Darcy, para quien estará buscando una novia, para que deje de meterse en su cama. Con su madre hablará poco, su mejor amiga se habrá alejado de ella desde que se puso de novia y desde hace cuatro años estará haciendo terapia.
Además, el curador prestaría servicios de asesoramiento sobre vestuario, redacción de perfiles para portales de citas, clases de levante por chat, conversación playera, mediación de conflictos, desarrollo de paciencia y tolerancia en la convivencia y otras yerbas. Nos recomendaría un nuevo corte de pelo que favorezca la forma de nuestra cara, una paleta de colores para los ojos y tres o cuatro temas de conversación en los que nos manejemos con gracia y sabiduría.
O cuántas veces dudamos entre contar algo y no contarlo. Entre ir vestida provocativamente o de manera casual. Entre pelo suelto y un rodete. Entre ir al cine, a cenar o a jugar al pool. Entre que nos pasen a buscar, encontrarnos en el medio o pasar nosotras por su trabajo. Entre llegar tarde, llegar en punto o temprano. Entre decir que sí o que no. Entre volver a llamar, dejar pasar un tiempo o esperar que llame él. Entre tarde o noche, viernes o sábado, antes o después de comer. Entre hablar de un ex novio u ocultarlo bajo tierra. Entre preguntarle qué quería decir el tatuaje, el anillo, la fotito de la billetera o dejar que él nos cuente. Entre el labial colorado o la cara lavada. Entre elegir el lugar para cenar y dejarle las elecciones a él. Entre dejar de intentar y seguir probando.
Cuántas veces nos planchamos el pelo para un desconocido que al final terminó maltratando a la moza, poniendo música horrible en el auto o hablando de sí mismo toda la noche. Cuántas veces salimos de casa ilusionadas y volvimos hechas un trapo de piso. Y cuántas veces no supimos por qué no volvió a llamar, si todo había salido bien, si nos reímos hasta la madrugada, si nos pidió hasta el número de celular.

Cuántas veces quisimos tener un curador de citas que nos diga, como en los avisos clasificados, que ese departamento era oscuro, nos quedaba chico, o a la larga iba a tener goteras. Cuántas.


Si desean leer más de esta autora, dirígirse a:

http://bestiaria.blogspot.com/

marzo 13, 2009 Posted by | Chistes | Deja un comentario